Reseña de la sesión dedicada a LA FIESTA DEL CHIVO, de Mario
Vargas Llosa
Unanimidad es término complejo,
objetivamente (DRAE dixit) expresa ausencia de discrepancias en un grupo de
personas sobre un mismo asunto, sentimiento, etc.; pero también con frecuencia,
o a veces, se presta a señuelo de enaltecimiento desmedido, medroso o servil, a
sospecha.
La
sesión transcurrió bajo el signo de la sincronía, de la aportación de
opiniones, reflexiones, argumentos y matices que confluían en el delta del
elogio. Desde tres cauces.
· Unanimidad sobre el
contenido.
Desde
semejante cúspide del poder irradia toda forma de maldad, sibilina o soez, de
delaciones, connivencias, etc., entre iguales, subordinados, o entre unos y
otros, una carrera de obstáculos para encontrar siempre cobijo a la sombra del
dictador. Cual si de un entramado burocrático se tratara.
En
un contexto tan duro y cruel, el culto al dictador estaba servido, hasta el
punto de celebrar la imposición de su nombre a la capital del país ¾Ciudad Trujillo¾ y consentir su trato
obsceno y vejatorio hacia las mujeres.
El
contrapunto a tanta degradación lo pone el personaje de Urania ¾el más humano en toda la
expresión del término¾, que huye ante la
imposibilidad de enfrentarse. Y poco más, porque ni siquiera entre los
conjurados contra el dictador existe un objetivo común: quien por venganza,
quien por alcanzar el poder, quien por convicción democrática.
· Unanimidad sobre la
calidad literaria.
Novela
magistral, con una arquitectura narrativa construida de manera espléndida sobre
un marco topográfico y sociológico real. A lo que hay que añadir el acierto en
la fórmula empleada para atrapar la atención del lector (de estos lectores):
una especie de desarrollo cinematográfico de la historia, con cambios bien
medidos de escenarios, que multiplican los puntos de vista sobre los acontecimientos
narrados a la vez que imprimen a estos un proceso de aceleración.
Particular
atención y dedicación merecieron los personajes. Por su abundancia y
exhaustividad, hasta el punto de considerar, a pesar de perfiles tan nítidos,
que la resultante sea un personaje colectivo.
No
obstante, la caracterización física, psicológica, patológica y moral-inmoral de
ciertos personajes, y sus consecuentes actitudes y comportamientos, necesariamente
pasó por el tamiz de los contertulios. Como la personalidad libre aunque
traumatizada de Urania, el grupo voluntarioso y heterogéneo de sediciosos con
causas dispersas y el alma descarnada del dictador y su cohorte de sicarios
multifunción. De estos últimos mereció especial reprobación el personaje de
Balaguer: con paciencia extrema aceptó el menosprecio e incluso el insulto, la
misma que en coalición con su inteligencia y astucia le llevaría al poder. El
personaje más miserable en la consideración de los asistentes.
· Unanimidad sobre el
mensaje.
Entiéndase
el mensaje recibido, que no necesariamente tiene que coincidir con el pretendido
por el autor, claro, aunque puede; y también en sentido genérico, porque hubo
más de una conclusión.
Se
habló del valor pragmático del miedo; es decir, de cómo el poder, político o de
otro tipo, utiliza el miedo como recurso de control. También de que los
personalismos, con culto al jefe incluido, parecen receta frecuente en América
Latina para afrontar el gobierno del país, probablemente fruto de una ancestral
herencia (in-)cultural (es bien sabido que la salvación de un país pasa por la
cultura y la educación).
Asimismo,
fue importante motivo de análisis lo que vino a denominarse complicidad
colectiva: la gente, el pueblo en su conjunto, renuncia a la libertad en su
concepto más profundo y noble, algo parecido al comentario acomodaticio del
tipo “en realidad, no estamos tan mal”. Lo que sitúa al término ‘unanimidad’
bajo sospecha, ya apuntado al principio de esta reseña.
Pero,
bien es verdad que un sentimiento motriz planeó a lo largo de la sesión. Con
momentos de intensidad punta o distensión valle, pero siempre continuo,
fascinante y hasta turbador a veces. ¿Cómo precisarlo?: una cierta atmósfera de
insatisfacción embargaba el ánimo de las intervenciones. Como si en buena parte
de las opiniones que se sucedían subyaciera un objetivo implícito, insistir a
sí mismo (a sí mismo también) y a los demás sobre las consecuencias nefastas
del ejercicio tiránico del poder, dejar bien patente ¾en cabal comunión con el
narrador¾ el absoluto rechazo a tan
despreciable forma de ejercer el poder sobre el pueblo, y por tanto, disparar y
volver a disparar libertad contra la opresión. Cada intervención, consciente o
inconscientemente, atizaba las tripas de la dignidad del ser humano y de las
convicciones democráticas. El grupo de esta sesión aunado en personaje
colectivo dando la réplica al representado en la novela.
Fdo.: Ricardo
Santofimia Muñoz
Gracias Ricardo.
ResponderEliminarY ahora mi comentario.
Además de recoger la sesión como "personaje colectivo"(un acierto, un hallazgo), tu reseña es también un buen estudio literario de la narración. Cualquiera que desee leer esta obra, puede recurrir a tu crítica que, aunque posterior a la sesión del club de lectura, sirve perfetamente para introducirse en la novela y desear leerla.
Me quedo con la frase:"Lo que sitúa al término únanimidad´bajo sospecha..."qué nos quieres decir exactamente...?
Un saludo muy afectuoso.
Y, de nuevo, gracias. LOLA ALONSO
Bien, voy a intentar explicarme mejor:
EliminarEn el párrafo inicial introduzco un segundo concepto de 'unanimidad': "pero también con frecuencia, o a veces, se presta a señuelo de enaltecimiento desmedido, medroso o servil, a sospecha". A esto es a lo que me refiero cuando en el penúltimo párrafo hablo de "la complicidad colectiva" del pueblo: no deja de ser una forma de unanimidad, pero, claro, "bajo sospecha", o sea, peyorativa, sin el sentimiento positivo con el que he ido manejando el término a lo largo de la reseña.
Por lo demás, quedo muy agradecido por tus comentarios.
RICARDO.
Gracias Ricardo: 'Ole!, ¡Ole! y ¡Ole!. Así da gusto, leer y releer. Un abrazo. Quety
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