domingo, 11 de noviembre de 2012

EL AUTOR: HARUKI MURAKAMI

      Queridos socios: En relación con la lectura actual, After Dark de H. Murakami, os envío una pequeña referencia del autor y una crítica de la obra, que he encontrado en Internet  Os recuerdo que la próxima sesión será el día 11 de diciembre, a las 18.00 h., en el Centro Cívico Norte.

    Saludos,

José Ant. Ruiz

 

EL AUTOR: HARUKI MURAKAMI

 

            Haruki Murakami (Kyoto, 1949) es uno de los escritores japoneses más influyentes en la actualidad, tanto en su país como fuera de él. Su generación de escritores fue influenciada por la literatura contemporánea norteamericana. Él mismo ha traducido a Tobias Wolff, Francis Scott Fitzgerald,  John Irving o Raymond Carver, a los que considera indudables maestros.

            Murakami estudió literatura y griego en la Universidad de Waseda. Su primer negocio fue un club de jazz llamado "Peter Cat", una muestra de su gran amor por la música, uno de los grandes y necesarios referentes a lo largo de toda su obra.

            Tokio Blues fue la primera de sus obras que despuntó, y su fama le convirtió en una verdadera estrella en Japón. Tras pasar una larga temporada en Estados Unidos en el que escribió sus siguientes obras, Al sur de la frontera, al oeste del sol y Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Murakami decidió volver a Japón tras el famoso terremoto de Kobe y el atentado terrorista con gas sarin al metro de Tokyo. Sputnik mi amor y Kafka en la orilla, le valieron el definitivo espaldarazo internacional y un seguimiento fiel de una verdadera legión de lectores.

            Sus dos últimos éxitos, After Dark y Sauce ciego, mujer dormida, han sido verdaderos fenómenos editoriales, con unas elevadas ventas en más de cuarenta países


 

LA OBRA: “AFTER DARK”


           
            La trama del libro aúna, como es habitual en el autor japonés, elementos realistas con otros fantásticos. Una chica, Mari Asai, pasa la noche leyendo en un restaurante familiar, cuando se ve interrumpida por Takahashi, un joven músico al que conoció de pasada dos años atrás; la historia de ambos se ve relacionada con la de la encargada de un love-hotel, con la de una prostituta china y un miembro de la mafia que la explota, y con la de un informático que trabaja en una empresa de la zona. Al mismo tiempo que transcurren estos encuentros, se desarrolla una trama paralela con Eri Asai, la hermana de Mari, que lleva durmiendo de forma ininterrumpida varios meses, pero sin estar en coma, y en cuya habitación empiezan a pasar cosas bastante inexplicables (por ejemplo, un televisor que se enciende solo sin estar enchufado, y que muestra una imagen bastante perturbadora).

            Eri y Mari, Takahashi y Kaoru, la prostituta china y su maltratador, Tokio by night y esas horas entre la medianoche y el alba en que todo se torna dolorosamente nítido o angustiosamente desdibujado... Murakami da una nueva vuelta de tuerca a su ya bien conocido universo: desde una distancia variable, como una cámara versátil, su mirada recorre escenarios habitados por personajes solitarios, reproduce encuentros accidentales que más parecen desencuentros, y capta una amenazadora pero difusa sensación de peligro que todo lo impregna, como la omnipresente música de fondo.

            Las historias, que podría parecer que se desarrollan de forma independiente, se entrecruzan de forma maravillosa por hechos aparentemente azarosos: un teléfono móvil abandonado en un supermercado, un semáforo en rojo que obliga a detenerse uno junto a otro (y sin que se den cuenta) a dos personajes antagónicos… Murakami desgrana las casualidades con una naturalidad sorprendente, usándolas como eje común para vertebrar la historia de todos los personajes, que solo tienen en común el marco en que se desenvuelven.

            El estilo de Murakami es muy rápido y directo. La descripción, muy abundante, se hace con pinceladas breves y detallistas, y la narración en presente contribuye a aumentar esa impresión de inmediatez. El narrador, testigo, nos da la impresión de encontrarnos ante una película; de hecho, en algunas partes (las referidas a Eri Asai, principalmente) Murakami escribe en primera persona presentándose como un “punto de vista ajeno a la escena”, una simple cámara que es testigo de la acción: “la cámara o bien lo capta de espaldas, o bien le enfoca otras partes del cuerpo”.

            Toda la historia se desarrolla en una sola noche, con un boceto de un reloj analógico al comienzo de cada capítulo (o cada escena, según la ocasión) indicando la hora en que transcurre lo narrado. Murakami desarrolla a unos personajes bastante complejos, de los que sabemos casi todo por lo que ellos mismos cuentan, o por las deducciones del propio narrador (que va dando su opinión sobre lo que ve); y se centra en construir un mundo nocturno muy diferente a como sería de día. De hecho, en el último capítulo, que se desarrolla al amanecer, tanto el ambiente como los personajes son radicalmente distintos. Un final, por cierto, bastante interesante, sobre todo porque en ningún momento se sabe dónde te va a llevar la novela.


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